MISTERIOS DEL RAYO DE LA MUERTE
MISTERIOS DEL RAYO DE LA MUERTE
febrero 13, 2023
Los ángeles del rayo de la muerte llevan en su mano derecha una espada, y en la punta de ésta hay una gota de bilis, y si ésta cae en la boca de un ser vivo, éste muere.
El ángel de la muerte es llamado “el fin de toda la carne”, y posee la potestad de desencarnar a los seres vivos.
Los seres malvados adelantan la hora de su muerte, y el ángel de la muerte se aparece ante ellos, antes de la hora.
Cuando el ángel de la muerte llega a una población a desencarnar un gran número de seres vivos, en ocasiones no hace diferenciación entre justos y malvados.
Cuando esto va a suceder, nos deberíamos acercar a un ciprés, porque el elemental del ciprés hace reflexionar al ángel de la muerte, y éste por un momento se frena, y reflexiona sobre si el ser vivo que tiene delante ha de ser desencarnado o no.
Cuando un ser humano se encuentra ante una destrucción masiva, y tiene el azar de encontrar un ciprés, para salvarse debe acercarse al ciprés y taparse el rostro.
Cuando el ser humano está en su último día de su vida física, tres ángeles se ponen encima de él, y la esencia se descondiciona de la personalidad, y se hace consciente de toda su existencia, percatándose de sus errores y de sus aciertos.
El ángel llamado Duma es el encargado de los muertos.
En la desencarnación el ángel Duma era, en ocasiones, invocado, para que resucitara al desencarnado.
El ángel Duma posee un libro donde anota todos los actos que realizan las esencias y las almas.
Cuando un alma o una esencia realiza un acto que la aleja del Camino, el ángel Duma borra el nombre de la esencia o del alma de su libro.
El libro del ángel Duma es llamado “el libro de los vivos”.
Para ser inscrito en “el libro de los vivos”, la esencia ha de estar caminando el sendero iniciático.
La esencia cuando se convierte en alma recibe cuatrocientos mundos.
Cada mundo es un cuerpo, y los cuatro cuerpos crean los cuatrocientos mundos, el cuaternario inferior.
Santiago Barberán
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