CODICIA

CODICIA

 

Todo yo o agregado psíquico tiene como sustento al miedo.

La codicia es el miedo a no poseer suficiente y, por ello, sufrir.

El yo nunca quiere sufrir y, sin sufrimiento consciente, el alma no puede desarrollarse.

La codicia es el ego de la acumulación sin límites y sin ética.

No le importa al codicioso poseer más de lo suficiente, aunque los demás no tengan lo necesario.

La codicia conduce al robo, a la estafa y a cualquier forma ilícita para poseer lo codiciado.

Dos principios acaban con la codicia: El sacrificio consciente y la virtud de la necesidad.

En hermetismo el sacrificio consciente puede y debe de ser comprendido de diversas formas.

El sacrificio consciente se relaciona, en ocasiones, en hacer sacro o sagrado un objeto, un animal, un vegetal, etcétera.

Cuando se consagra, se vuelve sagrado un objeto o un ser vivo alcanza su máximo valor y deja de ser codiciado, para ser adorado y venerado.

Si la propia vida es sagrada, la codicia no puede expresarse en ella.

El ser humano místico trata de ser necesario a la divinidad, para que ésta lo deba utilizar.

Ser necesario o útil es saber estar a la altura de las circunstancias y haber encontrado nuestro sitio en el universo.

Quien es necesario, para la divinidad, no es codicioso.

 

Santiago Barberán

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