HOD – INTRODUCCIÓN – PARTE 5 – LAS SEÑALES DE LA ESENCIA
HOD – INTRODUCCIÓN – PARTE 5 – LAS SEÑALES DE LA ESENCIA
Hod es el cuerpo astral, el mundo de la luz, donde encontramos el Tiempo, la dimensión donde coexisten pasado, presente y futuro.
Es maravillosa la elasticidad del mundo astral. Allí podemos adoptar diferentes apariencias y edades, mientras que en el mundo físico vivimos atrapados en la prisión de la 3ª dimensión.
Vivimos prisioneros de una serie de normas y leyes, tanto sociales como cósmicas, que nos ayudan a sobrevivir, porque hemos perdido nuestra propia autonomía.
Entre tantas normas sociales y cósmicas que limitan nuestra libertad hay una esencia o alma que es autónoma y libre, que es difícil de encontrar entre todas esas creencias que nos han impuesto y nos hemos creído.
Y por ello tenemos esa visión de que por tener una tecnología avanzada somos superiores a nuestros ancestros que vivían en la prehistoria, uno de los mejores momentos del mundo. El legado que nos dejaron en dólmenes, menhires, pinturas rupestres, etc., no ha sido debidamente entendido por la civilización actual, ya que no sólo era arte, sino que esas personas poseían una ciencia, una filosofía y una religión.
Era una civilización totalmente mística poco preocupada por la parte tecnológica, pero a medida que fueron volviéndose “tecnológicos” se fue perdiendo la mística, hasta hoy en día.
Esos antepasados que supuestamente vivían en las cavernas nos legaron una herencia llamada humanidad, que es una base maravillosa, aunque se encuentren tan lejos de nuestra forma de pensar, de sentir y de ser.
Dejaron escritas sus señales en este mundo para nunca ser olvidadas, para que cualquier ser humano viera aquella obra de arte y captara su profundo significado a través de la esencia, la intuición, la inspiración anímica. Ahora no somos capaces de captar ese hondo significado debido al estado de consciencia que tenemos.
El nosce te ipsum no sólo es algo íntimo, sino que es algo de la inmensa humanidad que ha vivido en este planeta.
Una reminiscencia que tenemos de nuestros ancestros es la naturaleza, la caja fuerte de los principios humanos. Si encontramos la combinación para abrirla y entramos en contacto con ella, podremos entrar en los grandes misterios. Y lo que está fuera también se encuentra dentro.
El mundo mineral externo se corresponde con nuestra propia formación ósea, que se ha de poner en contacto con los minerales externos a través de un esfuerzo de comunicación intuitiva. El conocimiento perdido de nuestros minerales internos se reestablece si uno se comunica con ellos.
Todo lo que vemos físicamente es un conocimiento desde el mundo de Hod, materializado en el mundo físico en los diversos materiales. Es muy importante asimilar el conocimiento de Hod, para que la parte física no se desgaste.
El “conócete a ti mismo” es algo psíquico y también físico, son fórmulas de conocimiento que han de entrar en nuestro interior.
El auto-conocimiento, el conocimiento superior espiritual, es algo infinito. El gnóstico es todo aquel que conoce, quiere conocer y está conociendo, sea de la filosofía que sea.
Todo ese conocimiento lo podemos asimilar a través de un principio llamado hidrógeno, el elemento más simple a través del cual se forma todo.
El cuerpo tiene la inteligencia y la capacidad de formar minerales y principios, que en este planeta y/o sistema solar quizá no existen, gracias al hidrógeno. Para ello ha de tener conocimiento.
Realizando un trabajo físico-psíquico, nuestro cuerpo es capaz de hacer grandes prodigios, pero para saber qué nos hace falta tenemos algo llamado luz, que en Hod es información, conocimiento.
Como dice Krumm Heller, ese conocimiento de Hod, que está en nuestro interior, ha de florecer en nosotros, en nuestra cruz, que es el propio ser humano. Y para que florezca en el corazón ha de entrar en él como un acto de conocimiento.
Esto sucede tanto en el mundo mineral, como en el mundo vegetal y animal.
Un animal de compañía, como un perro, tiene dentro de sí un elemental que se quiere comunicar con nosotros y quiere evolucionar dentro de la rueda de la vida. Si nos ponemos a realizar un trabajo psíquico junto a ese animal, le ayudaremos a desarrollar su parte mística y obtendremos un conocimiento maravilloso.
Qué importante es tener una relación mística-trascendental con tu animal de compañía y que crezca espiritualmente. Es maravilloso ver cómo el animal desarrolla su particularidad y su individualidad.
Y el día que deje este mundo se irá con ese tesoro, un conocimiento humano, que le servirá para próximas existencias. Le habrás entregado una parte de esa humanidad de nuestros antepasados prehistóricos, que nos legaron esa herencia genética y de bondad.
Sandra Ortí
Comentarios
Publicar un comentario