LA ÍNTIMA RECORDACIÓN - CAPÍTULO 18 - ATENEA - AUDIOLIBRO

 LA ÍNTIMA RECORDACIÓN 

 

Agosto 11, 2024 

 

La vida o es un proyecto propio, o es entregada al tirano del destino. 

Cuando decidimos que la vida sea un proyecto propio, utilizamos una serie de herramientas, como: 

La oración, la concentración, la meditación, la resignación, la rebeldía, el amor, la fidelidad, el compañerismo, entre otras más. 

Todas las herramientas anteriormente citadas, y muchas más, han de ser acompañadas por un estado de conciencia. 

El estado de conciencia hace que una buena intención se lleve a cabo. 

Cada ser humano posee su propia técnica para llegar a un estado de conciencia. 

Existen infinitos estados de conciencia. 

Sin embargo, conocer un camino común, para todos los seres humanos que anhelan llegar a un estado de conciencia, es muy beneficioso. 

Cuando alguien explica su propia experiencia de cómo llegó a un cierto estado de conciencia, quizás esta explicación llega a otro ser humano como un impulso que le motiva a buscar un estado de conciencia. 

En esta ocasión, la comunicación ha llegado al nivel de comunión entre dos almas. 

Hace algún tiempo que escribí estas conferencias, entonces vivía en otro lugar diferente al actual, y escribí lo siguiente: 

Cuando en verano escribo conferencias, que más tarde habré de relatar, tengo abierto el balcón para que pase alguna brisa y que refresque el ambiente. 

Sin embargo, con la brisa entra el ruido de los coches, golpes, chillidos, etc. 

Delante del balcón existe plantado un gran árbol, cuya copa se encuentra por encima del propio balcón. 

Antes y durante el proceso de escritura me hago conciente de mí mismo. 

El estado de conciencia que consigo llega desde el cuerpo físico, hasta más allá. 

La conciencia, si encuentra la ocasión, siempre busca a otros seres para compartir experiencias. 

Existe la ley de entropía psíquica y su contraparte, la ley de la revolución psíquica. 

La ley de entropía psíquica se basa en la inconciencia, es la ley del mínimo esfuerzo, y posee la capacidad de contagiar a otros seres vivos de su característica.  

La ley de la revolución psíquica se basa en la conciencia, es la ley del Conocimiento, y posee la capacidad de expandir el conocimiento a otras conciencias, para que éstas agranden su conocimiento. 

Cuando consigo el estado de conciencia necesario para escribir sobre el Conocimiento, mi propia conciencia abarca un espacio más amplio que mi espacio psicológico habitual, por lo que llega hasta el árbol que se encuentra delante del balcón. 

El árbol posee su propia conciencia, llamada elemental. 

El elemental del árbol, influenciado por la conciencia humana, expande su propia conciencia, rompiendo sus limitaciones esenciales, y empieza a interesarse por aquello que mi persona se encuentra escribiendo, llegando a penetrar etéricamente en la habitación donde me encuentro. 

 

Santiago Barberán  

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