AUDIO LIBRO NUT: CAPÍTULO 18 – EVOLUCIÓN E INVOLUCIÓN

AUDIO LIBRO NUT: CAPÍTULO 18 – EVOLUCIÓN E INVOLUCIÓN 

 

 16 junio, 2025 

 

Toda creación, y entre ellas las leyes Universales, tienden a curvarse a buscar su propio origen. 

A este efecto se le denomina reencontrarse, y esto sucede gracias a la virtud Recuerdo de Sí. 

Las leyes universales son principios que en culturas antiguas fueron llamados Dioses. 

El tiempo mitificado, en la mitología griega, como Cronos es una ley universal. 

El tiempo tiende a reencontrarse, y lo realiza mediante la ley del siete, la ley del Heptaparaparsinock. 

Para que el tiempo se reencuentre, la ley del siete es ayudada por la ley del Karma, del Darma, la ley de Evolución e Involución y la ley de Entropía. 

La ley del Karma y del Darma se basa en el principio que todo lo que se origina en un punto determinado, vuelve al mismo punto (su origen), con la alteración de sus consecuencias, sean éstas beneficiosas o perjudiciales. 

La ley de la Evolución se basa en el principio que todo lo que sale del Caos se desarrolla, se complica, para un provecho espiritual o de uso. 

La ley de la Involución se basa en el principio que todo lo que se complica para un provecho, más tarde en el tiempo, el provecho deja de ser su finalidad. 

La ley de la Entropía se basa en el principio que todas las fuerzas tienden a igualarse en su aspecto activo. 

La ley de Evolución sacrifica la sencillez por la complicación, con provecho psíquico o de uso. 

La ley de Involución se olvida del provecho y se basa sólo en la complicación. 

La evolución psíquica, complicación con provecho psíquico, está incluida dentro de la transmigración de las Almas, la Metempsicosis. 

Cuando la esencia queda “atrapada” en el planeta Tierra, penetra en la orden de Melquisedeck. 

La orden de Melquisedeck se basa en las cuatro vías de evolución psíquica: Fuego, Aire, Agua y Tierra, y en los tres reinos más uno: mineral, vegetal, animal y el ser humano. 

La esencia en su primer estado se convierte en un elemental del estado fohático, elemento fuego, y pertenece al mundo ígneo, teniendo la forma de una salamandra. 

En su segundo estado, pasa este elemental al mundo aéreo, como un silfo o una sílfide. 

En su tercer estado, vive este elemental en el mundo acuoso, transformándose en una ondina o nereida del mundo acuático. 

En su cuarto estado, penetra en el mundo mineral, convirtiéndose en un gnomo. 

Para que se cumpla la ley del Siete, el elemental ha de pasar por tres reinos, a parte de los cuatro mundos mencionados. 

El primer reino, por el cual ha de pasar el elemental, es el reino mineral, como gnomo de una familia mineral. 

Existen minerales del elemento fuego, aire, agua y tierra, y cada mineral se encuentra regido por un cuerpo celeste. 

En el paso del elemental por los tres reinos se desarrolla un principio inteligente (virtud), llamada Instructor Elemental. 

Más tarde el Instructor Elemental será llamado Intercesor Elemental. 

El segundo reino por donde ha de pasar el elemental, es el reino vegetal. 

Existen vegetales del elemento fuego, aire, agua y tierra, y cada vegetal se encuentra regido por un cuerpo celeste. 

El elemental vegetal más elevado fue llamado por los griegos Hamadríade, y estos elementales son la inteligencia de los árboles. 

El tercer reino por donde ha de pasar el elemental es el reino animal. 

Existen animales del elemento fuego, aire, agua y tierra, y estos se encuentran regidos por un cuerpo celeste. 

En la cultura chamánica a los elementales de los animales se les llama nahual o tótem. 

Después del ciclo evolutivo, el elemental se encarna en el cuerpo físico de un ser humano, y se le denomina esencia. 

La esencia en un principio posee un cuerpo físico y un cuerpo etérico. 

Más tarde creará una personalidad humana, y se le asignarán 108 existencias, que es una vida. 

La esencia ha de proseguir su camino respetando la ley del siete, y para ello habrá de poseer además del vehículo físico y etérico, los cuerpos astral, mental, causal, átmico y búdico. 

Cuando la esencia posee estos siete vehículos, se convierte en alma humana y se desposa con su propia alma divina. 

Estas son las bodas del alma o las bodas alquimistas. 

Al acto de pasar de esencia a alma se le llama la revolución de la esencia, y se consigue trabajando con los tres factores de la revolución de la conciencia: Morir, Nacer y Sacrificio por la humanidad. 

Tanto el alma humana como el alma divina son un conjunto de cuerpos, leyes y fuerzas que han de ser cristalizados en la esencia. 

Cuando la esencia se convierte en alma humana, se libera de la Rueda del Samsara, la Rueda de la Fortuna. 

 

Santiago Barberán 

 

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