EL SONIDO UNIVERSAL
EL SONIDO UNIVERSAL
18.06.2025
Desde el concepto esotérico tradicional, el Verbo, la palabra, fue quién creó el universo, tanto el visible como el no visible.
El universo puede ser entendido como un gran libro. Este libro se encuentra lleno de palabras, y éstas, por sí mismas, aisladas poseen uno o varios significados, pero en el contexto de la oración que pertenecen entrega el significado real.
La palabra es el verbo creador, el ser humano. Cada ser humano es un pedacito del verbo universal. Cuando un ser humano se pregunta ¿quién es? Se encuentra buscando su palabra perdida.
Cuando la palabra perdida se vuelve de nuevo a encontrar el verbo se hace carne.
La palabra perdida es un estado de conciencia olvidado, es el sueño de la esencia, la pérdida del estado edénico, etc. Para volver a encontrar la palabra perdida hay que recordarla.
La palabra perdida ha sido sustituida por la personalidad, nombre, apellidos, profesión, edad, etc.
En el esoterismo gnóstico contemporáneo existe una gran diferencia entre el eterno retorno y la ley de la reencarnación. En el caso de la reencarnación, aquello que vuelve de nuevo a ingresar en un cuerpo físico es la palabra. La palabra reencarnada puede ser un planeta, un sol, una filosofía, una ley, etc.
El sonido universal resuena en todo lugar. El universo es un gran libro y quizás sea de música y cante una canción.
Según los grandes Maestros, para poseer de nuevo la palabra perdida se han de poseer las tres fuerzas desarrolladas. El número tres y la palabra se encuentran en íntima relación.
El número tres es el Creador, y es simbolizado geométricamente por el triángulo.
Dios, en ocasiones, es simbolizado por un triángulo equilátero y con un ojo en su interior. El ojo significa, entre otros simbolismos, aquello que ha hecho Dios y puede ser visto.
El triángulo, en ocasiones significa aquello que ha sido hecho por Dios y no puede ser visto, pero sí escuchado.
La palabra perdida se encuentra utilizando la herramienta del Recuerdo de sí.
El Misterio de la Palabra nos dice que todos somos una palabra, por lo que todos tenemos algo que decir.
SANTIAGO BARBERÁN
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