EL CAMINO DEL MONJE - CAPÍTULO 4 - AUDIOLIBRO NUIT

EL CAMINO DEL MONJE - CAPÍTULO 4 - AUDIOLIBRO NUIT


En el camino del faquir se penetra en el mundo de la ciencia y ésta siempre ha de ir acompañada del amor. De esta unión nace el Conocimiento superior de todas las cosas, nace la ciencia con amor.

El Conocimiento superior de todas las cosas fue llamado o denominado con la palabra ‘religión’, y esta palabra define muy bien al caminante del sendero amoroso, este caminante viene a ser llamado, en esoterismo, ‘el monje’.

La religión o el religare, que significa volver de nuevo a unirse, recorre la dirección de norte a sur, que en el cuerpo humano es del entrecejo hasta los órganos sexuales, siendo, en este lugar, donde se ubica el cuerpo físico.

El camino religioso, en esoterismo, no es un camino ni intelectual ni emocional, es puramente sexual.

En el sexo encontramos la cuna de todas las religiones que, más tarde en el tiempo, será transformada por estados emocionales y complicadas teorías intelectuales.

En tanto a religión y filosofía, ¿existe alguna diferencia?

La respuesta es sí. Lo que diferencia a la religión de la filosofía es que la filosofía es Sabiduría y la religión es un derecho.

La filosofía, puede ser que llegue al ser humano y con la religión, el ser humano, mayoritariamente, llega con ella.

El camino sexual es un camino que se halla en el mundo etérico o energético.

La energía que recorre el cuerpo físico es la energía etérica y esta es, en su origen, erótica-sexual, siendo la causante de la reproducción humana y el querer o la necesidad de hacer esta reproducción.

El monje necesita de una monja para estimular al máximo nivel su propia energía sexual, y de este acto nace el camino de la devoción amorosa.

Decimos que nace de este acto, porque la energía sexual es creativa-destructiva, pero, en este caso, se manifiesta en el polo creativo.

Es por ello que la energía sexual también es llamada la energía Creadora.

Cuando el ser humano recorre el camino de la devoción amorosa, en esoterismo, es considerado un monje o una monja.

En el camino del monje se debe desarrollar el cardias y, para ello, se debe desarrollar la virtud de la caridad.

La caridad posee dos principios principales: amar al Ser sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.

La caridad no es solo dar bienes materiales, sino que también entregarse al Ser y a la humanidad sin límites. 

En el esoterismo tradicional, este acto es llamado ‘el tercer factor de la revolución de la esencia’, el sacrificio por la humanidad.

El sexo y el corazón siempre van unidos en esoterismo.

Si el cardias, en el camino del monje, ha de convertirse en caritativo, el sexo se ha de convertir en casto. Una castidad científica de la cual hablaremos más adelante.

La castidad es una forma de caridad, pero no lo es hacia el Ser o hacia el prójimo, sino hacia uno mismo, y a este acto se le denomina ‘amarse en lo esencial’.

El auto respeto, la auto seguridad en uno mismo, es la finalidad de la castidad, pero, ¿a qué se le llama castidad?

Es habitual que el sexo sea tabú en las sociedades que siguen algún tipo de filosofía mística.

En aquellas otras sociedades no místicas, el sexo es permisivo e incluso se estimula al propio acto.

Pero, tanto si el sexo es permitido o prohibido, el acto sexual siempre es el mismo.

El esoterismo tradicional se basa en la idea de que un ser humano es capaz de conducir el placer junto al amor hacia el Ser, hacia la humanidad y hacia sí mismo.

El sexo etérico es determinante para un avance psíquico, ya que, con él, el cuerpo etérico aumenta de energía etérica y ésta estimula a la psiquis.

Cuando el sexo se encuentra lleno de energía psíquica se invierte el desplazamiento de esta, que hasta ahora venía siendo, de norte a sur, pasando de sur a norte, haciendo que ascienda de los órganos sexuales al entrecejo. De aquí viene la famosa frase esotérica de que “antes de subir se ha de bajar”.

El elemento que es capaz de hacer que el fuego vuelva de nuevo a ascender es el elemento aire.

Para adquirir las facultades del elemento aire se ha de poseer la capacidad psíquica del desapego, el no apego.

La vida de una persona se habría de valorar por aquello que no se posee, más que por sus posesiones.

Desapegarse es desprenderse, disolverse, vencer a la fuerza de la gravedad, construyéndose un propio centro de gravedad.

Cuando un ser humano se desprende o pierde algo o a alguien, piensa que la persona o la cosa esta perdida, porque ya no esta con ella. No puede llegar a la conclusión de que el objeto o la persona poseen su propio camino.

La vida es dar y recibir, y si alguien rompe esta ley deja de vivir.

Dar y recibir es un principio de la revolución de la esencia, el sacrificio por la humanidad.

El elemento aire cuando entra en actividad se lleva lo inútil del ser humano, y esta inutilidad no es universal, es solo inútil para esta persona.

Si un ser humano acepta el elemento aire y permite que su sutileza le limpie de apegos, éste así lo hará.

Desapegarse es elevarse, y esto siempre conlleva el miedo a caer, el miedo a la altura, y eso es debido a que se mira hacia abajo, lo abandonado, y no hacia aquello que ha llegado nuevo.

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